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Mi castigo fue sobre Él

“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Isaías 53.5

Este es, sin duda, uno de los versículos mas profundos y conmovedores de toda La Biblia y explica de una manera directa y precisa una de las doctrinas más relevantes de Las Escrituras: La doctrina de la sustitución.

El contenido del versículo es de por sí impactante. Recuerdo cuando fui al cine a ver la película “La Pasión”, dirigida y producida por el cineasta Mel Gibson. Curiosamente, en esa oportunidad, el cine estaba lleno de gente joven, la mayoría estudiantes universitarios. Unos minutos antes del inicio de la película, la sala era un hervidero de conversaciones y risas. De repente, las luces se apagan y en la pantalla se muestra Isaías 53.5, en un fondo negro con letras blancas, simplemente el versículo sin música de fondo ni efectos especiales. La sala completa calló, el silencio fue la evidencia de la impresión que causó el contenido de este pasaje en la mente de las personas presentes.

Ahora, ¿Por qué relacionamos este pasaje con el término “doctrina de la sustitución”? Porque en este versículo resaltan claramente los adjetivos posesivos “nuestras”, “nuestros”, “nuestra” y el pronombre “nuestro”. El sujeto al que hace referencia esta oración, el Señor Jesucristo, no fue herido por sus rebeliones, ni por sus pecados, sus acciones no fueron para que Él alcanzara la paz con Dios ni Él necesitaba ser curado de las consecuencias devastadoras de su pecado. Fue herido, y molido por las rebeliones y pecados ajenos. Él fue castigado para que los pecadores alcanzáramos la paz con Dios y sus heridas fueron el bálsamo curativo para sanar las consecuencias demoledoras de nuestros pecados.

El versículo describe también un cuadro desgarrador:

Herido

Transmite la idea de ser golpeado severamente hasta el borde de la aflicción.

Molido

Se refiere a un maltrato físico de tal magnitud que su cuerpo quede desmenuzado, maltratado en extremo.

Castigo

Habla de “consecuencias dolorosas” como resultado de una falta cometida.

Llaga

Habla de heridas profundas como resultado de alguna enfermedad o castigo físico.

Esto nos habla claramente que, aun siendo lenguaje profético que puede contener simbolismo, es más bien una descripción objetiva de la naturaleza del castigo recibido por el Señor Jesucristo por causa de ser castigado por los pecados de todos nosotros.

De esa forma entonces, este pasaje aporta detalles relevantes para la doctrina de la sustitución: Por un lado, Dios cargó en su Hijo los pecados de los que habrían de creer en Él. El Hijo recibió el castigo como que si Él hubiera cometido esos pecados. Por otro lado, al pecador que pone su fe en Jesús, Dios le acredita la santidad y la justicia de su Hijo, y le trata con misericordia, como si nunca hubiera cometido pecado alguno. De esa forma, Dios puede perdonar y declarar justo al pecador sin comprometer su santidad y sentido de justicia. Los pecados de los creyentes han sido pagados en el castigo recibido por el Hijo.

Así que, mi estimado lector, le invito a meditar en esto: Ningún pecado quedará impune, ningún pecado quedará sin castigo. Sus pecados no quedarán sin recibir la retribución correspondiente, o son pagados por el Hijo de Dios en la cruz, si usted pone su fe en el Señor Jesucristo, o los pagará usted en el infierno eternamente.

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